viernes, 16 de enero de 2015

Julieth

No se me ocurrió mejor manera de despedirme de Sebastián que en el mar, aquí nos conocimos y aquí practicamente vivimos. El mar fue lo que nos unió, me encanta el mar y él comparte mi admiración por el. Son las 6 de la mañana estamos sentados en una roca esperando la salida del sol, en esta época sale un poco tarde y no sale por el mar pero se refleja en el. El sonido de las olas, los pájaros volando, los pescadores en sus pequeñas chalupas y las montañas hacen un paisaje mágico y perfecto.

Veo a Sebastián de reojo, aveces se me olvida que solo es 2 años mayor que yo. Pero hoy se ve joven, se ve calmado, un poco triste pero con fuerza para enfrentar el presente. Lo amo es un poco raro que no sea mi hermano de sangre y que lo haya conocido cuando tenía 11 años, pero lo siento casi como un padre también. Siento como un vacío se va dando paso en mi estomago, no puedo creer que se vaya, el dice que no es por mucho tiempo pero antes de él tenía tanto miedo, con el me siento segura, no tengo miedo de vivir y soy feliz. Me da miedo volver a vivir con miedo Cuendo el se vaya, es una de las peores maneras de las que se puede vivir.

Ya se ven los primeros rayos del sol en el mar, miro su cabello dorado ahora por el sol y se me sale una lagrima. Sin mirarme Sebastián agarra mi mano y me dice

TODO VA A ESTAR BIEN


1 comentario:

  1. Ojala lo este.
    Otra vez esa sensacion de necesidad de hermano mayor que no tengo...
    Me preguntaba como siendo hermano dijer "donde nos conocimos", pero mas adelante encontre la respuesta.

    Beso!

    ResponderEliminar